Cortistatina como una nueva terapia multimodal para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson.
Ignacio Serrano-Martínez, Pedreño Marta, Julia Castillo-González, Ferraz-de-Paula Viviane, Pablo Vargas-Rodríguez, Irene Forte-Lago, Marta Caro, Jenny Campos-Salinas, Javier Villadiego, Pablo Peñalver, Juan Carlos Morales, Mario Delgado, Elena González-Rey.
Relevancia: Este trabajo se ha publicado en la revista International Journal of Molecular Sciences, con un Índice de impacto (IF) de 5.6. Esta revista ocupa el quartil 1 en la categoría de BIOCHEMISTRY & MOLECULAR BIOLOGY (posición 66 de 285)
RESUMEN
La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno complejo caracterizado por el deterioro de las neuronas que producen dopamina, neurotransmisor implicado en diferentes funciones del sistema nervioso como el comportamiento, actividad motora, sueño, motivación, etc. En los últimos años, la EP ha experimentado un aumento sin precedentes en la prevalencia, la discapacidad y la mortalidad. Así, la EP es el trastorno neurológico de más rápido crecimiento en general y la segunda condición neurodegenerativa más común entre los adultos mayores de 65 años, afectando a más de seis millones de personas en todo el mundo. El aumento en la carga global de la EP podría atribuirse a diversos factores, como la mayor esperanza de vida, agentes ambientales y la falta de terapias precisas frente a esta enfermedad. Por lo tanto, existe una necesidad urgente de desarrollar enfoques innovadores que identifiquen las causas subyacentes a esta enfermedad, para poder prevenir y/o limitar su progresión. Diferentes estudios han demostrado que las respuestas neuroinflamatorias así como alteraciones en la inmunidad sistémica pueden desempeñar un papel fundamental en los procesos neurodegenerativos que ocurren durante el desarrollo de la EP. El papel de la neuroinflamación en la EP es intrincado y puede aparecer tanto debido a la degeneración neuronal como causa primaria de la enfermedad. Independientemente de su origen, el desarrollo de intervenciones terapéuticas dirigidas a prevenir o desactivar los mecanismos asociados al sistema inmunológico promete impedir la progresión de la enfermedad o incluso detener el proceso patológico. Sin embargo, la EP es un trastorno multifactorial con numerosas interacciones celulares y moleculares locales y sistémicas, cada una desempeñando un papel dual a lo largo de la enfermedad. Esta complejidad podría explicar por qué las terapias dirigidas a un solo mecanismo no han tenido el efecto beneficioso esperado, haciendo que los tratamientos complementarios sean un enfoque más atractivo.
La cortistatina es un neuropéptido que ha demostrado potentes efectos antiinflamatorios e inmunorreguladores en modelos preclínicos de trastornos autoinmunes y neuroinflamatorios. El objetivo de este estudio fue explorar el potencial terapéutico de la cortistatina en un modelo de ratón preclínico bien establecido de EP inducido por la exposición aguda a una neurotoxina (MPTP). Nuestros resultados demostraron que el tratamiento con cortistatina redujo significativamente la pérdida de neuronas dopaminérgicas inducida por MPTP en las regiones afectadas en la EP. Además, la administración de cortistatina mejoró la actividad locomotora de los animales intoxicados con MPTP. Por otro lado, cortistatina disminuyó la presencia y la activación de células gliales en las regiones cerebrales afectadas de los ratones tratados con MPTP, redujo la producción de mediadores inmunes y promovió la expresión de factores neurotróficos.
Estos hallazgos sugieren que cortistatina podría actuar como un nuevo agente terapéutico con propiedades inmunorreguladoras y neuroprotectoras, capaz de influir en la progresión del parkinsonismo experimental en múltiples niveles. Aunque hay que considerar las desventajas asociadas del uso del modelo experimental y las posible traslación clínica, el efecto beneficioso de cortistatina en la modulación de las poblaciones de células gliales en relación con sus funciones protectoras, inmunes y tróficas, así como sus impactos en la inflamación periférica, resaltan que este neuropéptido podría tener un papel importante como terapia, no solo para la EP sino también para otros trastornos neuroinflamatorios y neurodegenerativos.
Fig: Efecto neuroprotector de cortistatina. Tras inducir experimentalmente la enfermedad de Parkinson con la neurotoxina MPTP, se trataron los animales diariamente con cortistatina. Tras 7 días, se sacrificaron los animales y se aislaron los cerebros. Se realizaron secciones coronales correspondientes a las regiones más afectadas por el daño de la toxina correspondientes a la sustancia nigra pars compacta (a, donde se encuentran los somas neuronales) y el estriado (b, donde se encuentran las proyecciones de las neuronas dopaminérgicas). Las neuronas dopaminérgicas se identificaron con el marcaje especifico de la enzima tirosina hidroxilasa (negro), clave en la síntesis de dopamina. Se muestran secciones representativas de cada región cerebral (indicadas por cuadrados rojos en los esquemas). Escalas: 500 µm para las vistas generales en (a,b), 200 µm para las vistas detalladas de los cuerpos neuronales (señalados por un asterisco rojo) y las proyecciones (señaladas por una almohadilla roja) en (a). SNpc: sustancia nigra pars compacta; VTA: área tegmental ventral; MT: núcleo terminal medial..
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/38255772/
DOI: 10.3390/ijms25020694